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lunes, 22 de junio de 2015

1.Que es tecnología
Tecnología es el conjunto de conocimientos técnicoscientíficamente ordenados, que permiten diseñar y crear bienes y servicios que facilitan la adaptación al medio ambiente y satisfacer tanto las necesidades esenciales como los deseos de la humanidad. Es una palabra de origen griego, τεχνολογία, formada por téchnē (τέχνη, arte, técnica u oficio, que puede ser traducido como destreza) y logía(λογία, el estudio de algo). Aunque hay muchas tecnologías muy diferentes entre sí, es frecuente usar el término en singular para referirse a una de ellas o al conjunto de todas. Cuando se lo escribe con mayúscula, Tecnología, puede referirse tanto a la disciplina teórica que estudia los saberes comunes a todas las tecnologías como la educación tecnológica, la disciplina escolar abocada a la familiarización con las tecnologías más importantes.
La actividad tecnológica influye en el progreso social y económico, pero desde la perspectiva comercial hace que esté más orientada a satisfacer los deseos de los más prósperos (consumismo) que las necesidades esenciales de los más necesitados, lo que tiende además a hacer un uso no sostenible del medio ambiente. Sin embargo, la tecnología también puede ser usada para proteger el medio ambiente y evitar que las crecientes necesidades provoquen un agotamiento o degradación de los recursos materiales y energéticos del planeta o aumenten las desigualdades sociales. Como hace uso intensivo, directo o indirecto, del medio ambiente (biosfera), es la causa principal del creciente agotamiento y degradación de los recursos naturales del planeta.
2. Que es ciencia.
La ciencia (del latín scientĭa ‘conocimiento’) es el conjunto ordenado de conocimientos estructurados sistemáticamente. La ciencia es el conocimiento que se obtiene mediante la observación de patrones regulares, de razonamientos y de experimentación en ámbitos específicos, a partir de los cuales se generan preguntas, se construyen hipótesis, se deducen principios y se elaboran leyes generales ysistemas organizados por medio de un método científico.1
La ciencia considera y tiene como fundamento distintos hechos, que deben ser objetivos y observables. Estos hechos observados se organizan por medio de diferentes métodos y técnicas, (modelos y teorías) con el fin de generar nuevos conocimientos. Para ello hay que establecer previamente unos criterios de verdad y asegurar la corrección permanente de las observaciones y resultados, estableciendo un método de investigación. La aplicación de esos métodos y conocimientos conduce a la generación de nuevos conocimientos objetivos en forma de predicciones concretas, cuantitativas y comprobables referidas a hechos observables pasados, presentes y futuros. Con frecuencia esas predicciones pueden formularse mediante razonamientos y estructurarse como reglas o leyes generales, que dan cuenta del comportamiento de un sistema y predicen cómo actuará dicho sistema en determinadas circunstancias.
3. Consulta los nombres de instrumentos para:
4. Analizo el texto proyecto B aporte de la tecnología a la ciencia y escribo los aportes que esta ha hecho en diferentes campos con inventos y nombres de los inventores.
 Alo largo de la historia, la tecnologia ha impactado en el que hacer cientifico,en el campo de la biologia ha hecho aportes como:
-el invento del microoscopio,en el siglo XVIII, permitio observar cosas tan pequeñas,la cual la vista humana, no podia observar.
Ej:descubrieron que los organismos estan compuestos por celulas,las cuales no pueden ser observadas por la vista humana si no por el microoscopio.
ademas la tecnologia hizo otros aportes como:
rayos x.
-la estrutura eliptica del ADN: este descubrimiento, ha sido uno de los mas importantes en la biologia ya que podemos estudiar el genoma humano,para parentescos,estudio de enfermedades geneticas,estudio historico de los primeros animales que poblaron la tierra. 
5. observo los videos en youtube instrumentos médicos y escribo los nombres de los instrumentos que se mencionan y su función.
El instrumental que utilizan los doctores es muy variado ya que depende de si están el el quirófano, en el consultorio o brindando primeros auxilios pero entre los instrumentos mas comunes esta el fonendoscopio, estetoscopio, para checar la frecuencia cardiaca y respiratoria, bahumanometro para medir la presión arterial, guantes cubre-bocas y abate-lenguas estériles, bata de algodón, cuando están en el quirófano o en un procedimiento delicado se utilizan trajes de cuerpo completo esterilizados, botas de plástico, gorro para la cabeza y se extreman precauciones en cuanto a la asepsia y desinfección, algunos otros instrumentos son aguja e hilo (especiales para sutura, claro) mangueras de flujo,bombas de succión, jeringas, agujas vacutainer, distintos tipos de catéteres, taladro, y varios tipos de brocas, ventosas, etc
6. ¿cuales son los aportes que hace la tecnología en diferentes campos? –en:
APORTES DE LA TECNOLOGIA A LA BIOLOGIA
la tecnologia ha impactado en el campo de la biologia especificamente en lo disciplinar,conceptual y procedimental.
Uno de estos aportes es el MICROSCOPIO,que permitio observar cosas y seres desconocidos e inexplicables a traves de esto surgieron nuevas ideas.
-LOS RAYOS X:CON esto se descubrio una forma de radiacion electromagnetica capaz de atravesar cuerpos opacados y de impresionar
peliculas fotograficas.
-LA ESTRUCTURA DE DOBLE HELICE DEL ADN:con este nacio la tecnologia del ADN recombinante la cual se puede cartar,duplicar,identificar,secuenciar o manipular secuencias de genes LO CUAL ha permitido crear organismos geneticamente modificados

APORTES DE LA TECNOLOGIA A LA FISICA:
CON ESTE se pudo realizar estudios de cuerpos celestes y la optica se vio beneficiada en realizar analisis de sustancias como sangre,orina.
-LA OPTICA LE sirvio a la fisica para estudiar el universo y mejorar problemas visuales.
-EL USO DE COMPUTADORES:PARA la emision de distintos tipos de ondas y frecuencia.

-Poder realizar actividades deportivas por medio del empleo de maquinas como caminadoras eléctricas, bicicletas, entre otros aparatos, que ya miden nuestra velocidad y distancia recorrida sin salir de casa.

APORTES DE LA TECNOLOGIA AL CAMPO:

Las maquinarias son elementos que se utilizan para dirigir la acción realizada por las fuerzas de trabajo a base de energía; por su parte en el campo agrícola, los mecanismos a motor que se emplean en estas labores aligeran la producción y mejoran las técnicas de cultivo.
-MOTOCULTOR:es una máquina agrícola de un solo eje y se opera por manillar; suele tener mediana potencia pero, en cambio puede ser muy versátil ES ideal para parcelas o minifundios.
-tractor:es una máquina agrícola muy útil, con ruedas o cadenas diseñadas para moverse con facilidad en el terreno y potencia de tracción que permite realizar grandes tareas agrícolas, aun en terrenos encharcados.
-COSECHADORA:
o segadora es una máquina agrícola de motor potente, tiene cortador para segar las plantas maduras de cereales y un largo rastrillo que va delante de la máquina y gira sobre un eje horizontal.

APORTES DE LA TECNOLOGIA A LA MEDICINA:
En la actualidad el aporte de la tecnología es fundamental en todas las áreas, pero imprescindible en lo que respecta a la medicina.

•Tecnologías de diagnóstico: permiten identificar y determinar los procesos patológicos por los que pasa un paciente. Ej: TAC;

•preventivas: protegen al individuo contra la enfermedad. Ej: mamografía;
Tecnologías de terapia o rehabilitación: liberan al paciente de su enfermedad o corrigen sus efectos sobre las funciones del paciente. Ej. Láser de dióxido de carbono (en cáncer de piel, odontología, y cortes quirúrgicos);

•Tecnologías de administración y organización: permiten conducir el otorgamiento correcto y oportuno de los servicios de salud. Ejemplo: microprocesadores genéticos.

APORTES DE LA TECNOLOGIA A LA EDUCACION:

El impacto de la tecnología en el proceso educativo ha generado una diversidad de enfoques y conceptos que demuestran el grado de interacción y dinamismo de dicho impacto.

DOS NFOQUES RELACIONADOS A ESTE IMPACTO:
Muffoletto, 1994: Generalmente se piensa en la tecnología en función de aparatos, instrumentos, máquinas y dispositivos... la mayoría de los/as educadores/as se refieren a las computadoras cuando hablan de tecnología. La tecnología no es una colección de máquinas y dispositivos, sino una forma de actuar.
Saettler, 1990: La función histórica de la tecnología educativa es un proceso más que un producto. Una distinción precisa se debe hacer siempre entre el proceso de desarrollar una tecnología de la educación y el uso de ciertos productos o medios dentro de una tecnología de la instrucción particular, sin importar cuan sofisticado se vuelva el medio de la instrucción. Una definición de tecnología educativa debe enfocarse en la aplicación de herramientas para propósitos educativos, al igual que las herramientas y materiales que se usan.

Básicamente, la visión de la tecnología en la educación se ha planteado como:
El uso de medios audiovisuales como recurso para mejorar la instrucción.


La infusión de tecnología a la sala de clases ofrece a los/las educadores/as la oportunidad de diseñar experiencias instruccionales encaminadas a explorar, crear y desarrollar al máximo su potencial profesional y el de sus estudiantes. Para lograr esto, el/la educador/a debe utilizar una combinación de estrategias y metodologías efectivas que le permitan dicha infusión en sus prácticas diarias en la sala de clases. El proceso de infusión debe ser el resultado de un sistema de planificación que contemple los siguientes principios:

1. La tecnología es una herramienta de apoyo al proceso instruccional, por lo que se debe convertir en un elemento transparente del proceso.

APORTES DE LA TECNOLOGIA A LA GENETICA: 

- los procesos de clonación y las investigaciones del genoma humano). Este avance tecnológico tiene implicaciones muy importantes para la creación de órganos para transplantes y para otras aplicaciones dentro del campo de ingeniería de tejidos y biotecnología.
CIENCIA Y LA INVESTIGACIÓN

1. Consulto que es ciencia

Es una de las actividades que hace el hombre desde el inicio de los tiempos. Es una actividad combinada y las personas que la realizan, en general, no tienen peculiaridades especiales diferentes a las demás.
La ciencia engloba una importante parte de ideas logradas como resultado de la acción intelectual de la especie humana en relación con el mundo físico donde se encuentra. Esto se debe a la insatisfecha curiosidad del hombre y a la necesidad de explicarse a sí mismo los asombrosos prodigios observados en la naturaleza, investigando las causas que los incitan.
El camino hasta llegar hasta llegar a las espectaculares consecuencias de hoy ha sido largo, escabroso, difícil y, a veces, hasta peligroso. En esta constancia han dedicado su vida hombres y mujeres que pasaron a la posteridad como Arquímedes, Galileo, Marie Curie, Lavoisier, Newton, Maxwell, Einstein, etc.

2. Que es investigación.
Investigación es un proceso de descubrimiento de nuevo conocimiento. En el Código de Reglamentos Federales (45 CFR 46.102(d)) relacionado con la protección de sujetos humanos, se define investigación como “una investigación sistemático (por ejemplo, recolección y análysis de información) diseñada con el fin de desarrollar o contribuir en un conocimiento generalizable.” La Academia Nacional de Ciencias establece que el objetivo de la investigación es “extender el conocimiento humano acerca del mundo físico, biológico o social más allá de lo ya conocido.” La investigación es diferente a otras formas de descubrimiento de conocimiento (como la lectura de un libro) porque utiliza un proceso sistemático llamado método científico.
El método científico consiste en la observación del mundo alrededor de uno, creando hipótesis acerca de las relaciones en este. Una hipótesis es una predicción informada y educada o una explicación sobre algo. Parte del proceso de investigación implica probar la hipótesis y luego examinar los resultados de estas pruebas, que se relacionan tanto con la hipótesis como con el mundo. Cuando un investigador formula una hipótesis, funciona como una guía a través del estudio de investigación. Esto le hace saber al investigador qué factores son importantes de estudiar y cómo pueden relacionarse entre ellos o pueden estar causados por unamanipulación que el investigador introduce (es decir, un programa, tratamiento o cambio en el medio ambiente). Con esta guía, el investigador puede interpretar la información que recolecta y llegar a conclusiones sólidas acerca de los resultados.
La investigación puede llevarse a cabo con seres humanos, animales, plantas, otros organismos o materia inorgánica. Cuando se realiza investigación con seres humanos y animales, deben seguirse las reglas específicas sobre el tratamiento de humanos y animales que han sido creadas por el gobierno federal de los Estados Unidos. Estas aseguran que tanto humanos como animales sean tratados digna y respetuosamente, y que la investigación cause el mínimo daño posible.
Sin importar qué tema se estudie, el valor de una investigación depende de que esta esté bien diseñada y llevada a cabo. Por ello, una de las consideraciones más importantes en la realización de una buena investigación es seguir el diseño o plan que es desarrollado por un investigador con experiencia, llamadoinvestigador principal (PI). El PI está a cargo de todos los aspectos de la investigación y genera lo que se denomina protocolo (el plan de investigación), que todas las personas que llevan a cabo la investigación deben seguir. Al hacerlo, el PI y la gente en general pueden estar seguros que los resultados de la investigación son reales y útiles para otros científicos.

3. Que es una biografía



Es, sencillamente, la historia de una vida. Nos relata los acontecimientos de una persona desde su nacimiento
 pasando por su infancia, adolescencia, servicio militar, guerras vividas, estudios realizados, su vida
 profesional, su matrimonio, hijos y sus logros más destacados. Además de una serie de anécdotas,
 recuerdos, viajes y momentos felices. Es la herencia más preciada que podemos legar al mundo y,
 principalmente, a nuestra familia. Una biografía preserva una vida en su totalidad, estableciendo 
un puente entre las generaciones con nuestros nietos, bisnietos, inculcando en ellos un sentido de orgullo 
y pertenencia.

4. En mi casa o colegio tomo un caso para hacerle seguimiento u observación y registro constantemente
 lo observado o cambios que se van presentando
yo opino que los cambios que podemos haser over en la escuela sobre este tema que es es normal no puedo de sir mucho nunca lo evisto

5. Buscar y leer la biografía de Manuel elkin patarrollo y averiguo que proyectos ha realizado y en que esta trabajando en la actualidad.

Manuel Elkin Patarroyo

(Ataco, 1946) Científico colombiano. Se graduó en 1970 por la Universidad Nacional de Colombia y un año después obtuvo su doctorado en medicina y cirugía. Ese año se casó con la pediatra María Cristina Gutiérrez, con quien tuvo tres hijos, dos de los cuales se dedican asimismo a la medicina.

Desde pequeño Patarroyo sintió admiración por Luis Pasteur, la inmunología y la virología, de modo que su carrera profesional se orientó a la investigación en diversos centros nacionales y extranjeros, en particular estadounidenses y suecos. En la Universidad Nacional fundó el Instituto de Inmunología del Hospital San Juan de Dios, en el cual ha adelantado investigaciones sobre lupus, marcadores genéticos, leucemia, susceptibilidad genética de la fiebre reumática, tuberculosis y lepra.
En 1983 su equipo inició los trabajos sobre la malaria alcanzando grandes logros: la obtención, en 1984, de una vacuna sintética (SPf 66), que se ha ido perfeccionando y ha mostrado siempre resultados contundentes. No obstante, desde el extranjero y dentro del país incluso, la envidia de otros investigadores, la acción de las multinacionales farmacéuticas y las importante sumas en juego entorpecieron la labor científica. En un acto de generosidad, Patarroyo donó la vacuna, en nombre de Colombia, a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en mayo de 1993. La vacuna fue avalada por ese organismo en 1995.
Entre los premios y reconocimientos que ha recibido el investigador caben citarse los doctorados honoris causa por las universidades Nacional, del Tolima y Metropolitana de Barranquilla; el Premio León Bernard que otorga la OMS; el nombramiento como académico de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid; y, entre las condecoraciones, las de Caballero de la Orden de San Carlos y Simón Bolívar, ambas de Colombia.
6. Hacer una lista de los Investigadores con  producción científica en Colombia -El Tiempo, sus investigaciones, y consulto su biografía.
Según Scopus, que entre la comunidad científica internacional es reconocido por ser un índice bibliográfico con más de 15.000 artículos, estos investigadores criollos fueron los que mayor número de publicaciones registraron en este sitio en 10 años y los que más fueron citados por sus colegas en otros trabajos.
Una búsqueda a través de Scopus proporciona una guía sobre el tema consultado que incluye título, autor, resumen e información de referencia de los artículos en inglés.
Para los investigadores colombianos, esta herramienta significa la oportunidad de que sus trabajos sean reconocidos en el mundo, incluso en español, una condición que no permiten otros índices bibliográficos que restringen el acceso a publicaciones en idiomas diferentes al inglés.
Según Eloisa Viggiani, gerente de producto de la base de datos, cerca del 20 por ciento de los documentos de Colombia en Scopus están en español.
A continuación presentamos a los 8 colombianos destacados y los trabajos que los han hecho reconocidos en esta red de ‘cerebros’:.
Jairo Quiroga Puello La obtención y caracterización de sustancias sintéticas que pueden usarse para combatir hongos, tumores, tuberculosis e incluso algunos virus, es el asunto que ocupa los días de este químico orgánico del Grupo de Investigación de Compuestos Heterocíclicos de la Universidad del Valle.
Las investigaciones que ha realizado con su equipo de trabajo, creado en 1992, lo han llevado a publicar 135 artículos y ensayos relacionados con la química orgánica y la química medicinal, que busca la aplicación de los conocimientos químicos en pro de la salud humana.
Además, durante sus prácticas de laboratorio, el grupo ha empezado a utilizar la ‘química verde’, denominada así por su aporte en la disminución de la contaminación.
Manuel Elkin Patarroyo Es uno de los científicos más reconocidos del país por las investigaciones que lo condujeron al desarrollo de la primera vacuna sintética contra la malaria, con una eficacia de entre el 30 y el 50 por ciento, y sus posteriores esfuerzos para el mejoramiento de la misma.
El médico de la Universidad Nacional ha basado su trabajo en inmunología para la tuberculosis, la leishmaniasis, la hepatitis, y últimamente, en los métodos diagnósticos para la infección por el virus que causa el cáncer de cuello uterino.
Roberto Pineda Lograr el reconocimiento de grupos indígenas, cuyo origen es fruto de la reconstrucción cultural tras el ‘holocausto del caucho’, enorgullece a este antropólogo e historiador, que ha dedicado 30 años al estudio de las comunidades en el Amazonas. Fue director del Instituto Colombiano de Antropología y tiene unos 80 artículos publicados, entre los que se destaca Holocausto en el Amazonas.
Carlos Arturo Ávila Este físico e ingeniero eléctrico ha centrado su trabajo desde hace 20 años en el estudio de los componentes fundamentales de la materia, objetivo de la física experimental de altas energías.
Choques a gran velocidad entre partículas atómicas logrados a través de instrumentos de aceleración le permiten descifrar su estructura interna. El uso de esta técnica ha impulsado, entre otros, tratamientos contra el cáncer.
Los trabajos del grupo de investigación de Ávila han marcado un impacto tan alto en la comunidad científica, que incluso documentos publicados hace más de 10 años siguen siendo altamente citados por investigaciones científicas actuales. Además, ha contribuido a la interacción entre grupos de investigación de diferentes países.
Ángela Restrepo Una rara enfermedad parecida a la tuberculosis, producida por un hongo que afecta solo a América Latina cautivó la atención de esta investigadora que lleva más de 40 años al servicio de la ciencia.
La detección tardía de este mal motivó los trabajos que llevaron luego a establecer procedimientos diagnósticos certeros y que condujeron a tratamientos para combatir el efecto del Paracoccidioides brasiliensis, nombre científico del hongo.
Ángela ha participado en más de 300 investigaciones cuyos resultados han sido incluidos en publicaciones científicas.
Desde la Corporación para Investigaciones Biológicas, en Medellín, contribuye al país con la formación de jóvenes interesados en la labor científica.
Joseph M. Tohme Este investigador de origen libanés se ha dedicado a estudiar la diversidad genética de alimentos como el fríjol, yuca, arroz y frutales desde el proyecto de Agro biodiversidad y biotecnología del Centro Internacional de Agricultura Tropical (CIAT), con sede en Cali. Sus trabajos han permitido entender la respuesta de las plantas en suelos ácidos y la forma como se nutren e interactúan con los insectos, así como la identificación de genes para la resistencia a enfermedades de los sembrados. Además, ha aprovechado la tecnología para mejorar la salud de la población, a través de cultivos fortificados para combatir la malnutrición.
Jorge Orlando Melo Es licenciado en filosofía y letras de la Universidad Nacional y tiene estudios de historia latinoamericana de las universidades de Oxford y North Carolina.
Sus estudios giran alrededor de la historia colombiana desde la conquista hasta días recientes.
Del total de sus investigaciones, tiene más de 70 artículos y cuatro libros completos publicados en Internet. Recibió el Premio Nacional de Ciencia Alejandro Ángel Escobar por su trabajo Historia económica de Colombia, realizado en compañía de José Antonio Ocampo. Fue consejero presidencial de derechos humanos en el gobierno de César Gaviria, y director de la Biblioteca Luis Ángel Arango hasta hace dos años.
Francisco Lopera Para este neurólogo clínico de la Universidad de Antioquia, el hallazgo de las mutaciones 'paisas' del Alzheimer juvenil, el parkinson y otras enfermedades neuronales constituye su mayor logro. El premio Nacional de Medicina que recibió en 2002 lo corrobora.
Se trata de variaciones de estas enfermedades que se presentan únicamente en Antioquia, pero que tienen tal impacto que su hallazgo genera oportunidades para buscar la cura para estos males en todas sus variedades en el mundo.
A través de sus investigaciones, Lopera ha obtenido resultados sorprendentes como la identificación del cadasil, una deficiencia vascular hereditaria que produce trombosis cerebrales repetidas y puede conducir a la demencia, y que en América Latina afecta solamente a cuatro familias antioqueñas y una argentina.
7. Averiguo los  pasos de una investigación científica.
Paso 1. Formulación de un problema. Éste consiste en formular un problema de investigación planteando una pregunta que será el fruto de la investigación, la base para el marco teórico. 

Paso 2. Identificar factores importantes. Esto significa identificar: 
- Los factores que forman parte del problema, es decir, que lo describen. 
- Los factores que están correlacionados con él. 
- Los factores que inciden en él precisando sus relaciones causales. 

Paso 3. Formulación de hipótesis de investigación; Una hipótesis es una conjetura, una respuesta posible a la pregunta que se formuló como problema de investigación. 

Paso 4. Recopilación de la información. Consiste en la búsqueda de los datos que permitirán confirmar o refutar una hipótesis. 

Paso 5. Probar la Hipótesis. Consiste en contrastar o comparar las hipótesis propuestas con la información real obtenida en el proceso de la recopilación de datos. 

Paso 6. Trabajar con la hipótesis. Los resultados de una investigación se expresan mediante índices aritméticos tales como frecuencias absolutas, porcentajes o tasas, índices de correlación, etc. y se muestran en tablas de frecuencias, gráficos, etc. de tal manera que se pueda extraer una conclusión. 

Paso 7. Reconsiderar de la teoría; La naturaleza misma de las teorías empíricas es que pueden modificarse según los resultados de las investigaciones futuras. 

Paso 8. Formular nuevas preguntas. La confirmación o refutación de una hipótesis es una plataforma para plantear nuevas preguntas de investigación o mejorar, actualizar o sustituir las conclusiones obtenidas de la fuente respectiva.
8. Realiza un resumen de la historia de la investigación y ciencia. Hacer una lista de 10 científicos en la historia y una de sus obras

Historia de la ciencia

 
Las investigaciones sobre el desarrollo de la ciencia en Colombia se encuentran apenas en su fase inicial. Aunque existe una copiosa literatura sobre algunos aspectos de las prácticas profesionales, ante todo de la medicina y la ingeniería, y aunque los estudios sobre historia de la educación han producido resultados notables, las deficiencias metodológicas de la mayoría de los trabajos publicados muestran la urgencia de un trabajo más sistemático y riguroso. Es preciso superar los estudios en los que apenas se enumera una serie de practicantes notables de una disciplina, sin que sea sea posible establecer realmente qué hicieron, cuáles fueron sus relaciones con el ambiente científico internacional, en qué medida realizaron una incorporación exitosa de metodologías ya desarrollas en otras partes del mundo, hasta qué punto sus trabajos superaron un nivel puramente imitativo y repetitivo y condujeron a aportes en sus áreas respectiva. Y es importante que se desarrolle una historia de la actividad científica que tenga en cuenta las complejas relajones de esta con el estado de desarrollo general del país, tanto desde el punto de vista social y económico como desde el punto de vista de las mentalidades, los prejuicios y saberes del sentido común que entran en conflicto con una actitud científica moderna. Por último, las condiciones mismas de actividad científica -la existencia de instituciones científicas, laboratorios, grupos de trabajo, publicaciones, posibilidades de debate y crítica y de acceso al saber internacional— requieren un estudio preciso y sobrio En los últimos años, con el apoyo de Colciencias, un grupo multidisciplinario ha hecho algunos avances notables en este sentido, aunque los primeros resultados que se conocen son desiguales, se concentran en el periodo mejor conocido -el siglo XVIII- y revelan a veces un dominio limitado de la literatura histórica general sobre el país, lo que dificulta la localización precisa de los procesos científicos en la trama histórica colombiana Una revisión de estos materiales, así como los trabajos clásicos de historia de la ciencia, permite sin embargo señalar algunos elementos centrales del desarrollo científico colombiano y destacar algunas características generales de éste, aunque en forma todavía muy provisional.
 Resulta evidente que el desarrollo de la ciencia en Colombia es ante todo el resultado de un proceso de aprendizaje y transferencia a partir de los países avanzados. Por una parte, se apoya en la incorporación de tecnologías productivas a la industria o la agricultura nacional. Tales tecnologías, al generalizarse, se convierten en la base de una demanda de profesionales que eventualmente configuran un grupo social amplio que ofrece un clima viable para el desarrollo científico; su aplicación requiere además que estos profesionales tengan una formación en la cual los conocimientos científicos resultan base necesaria para la acción puramente tecnológica. Por otra parte, el proceso de aprendizaje se ha dirigido específicamente a procurar que el país adopte los resultados y métodos propios de la ciencia occidental. La incorporación de tecnología ha sido determinada en forma relativamente clara por el desarrollo económico nacional, y ha sido habitualmente el resultado de decisiones empresariales o gubernamentales tomadas dentro de márgenes muy estrechos, pues se trata de adquirir entre tecnologías ya plenamente desarrolladas y probadas en otros países, aquellas que resulten adecuadas a las posibilidades de mercado y a las estructuras de costos de determinadas ramas de la actividad productiva nacional. La adopción de metodologías y conocimientos científicos se ha hecho ante todo mediante el impulso al sistema educativo nacional y el acceso a centros de formación superior en los países avanzados. En ambos procesos —la incorporación de tecnologías y la adquisición de los elementos de la ciencia moderna— han desempeñado papel muy notable inmigrantes extranjeros, cuya formación, dado el desnivel muy grande entre las instituciones educativas nacionales y las de los países avanzados, era más solida y rigurosa que la de la inmensa mayoría de colombianos formados en el país.
El hecho de que el flujo tecnológico y el sistema educativo hubieran estado ligados a centros internacionales en forma directa e independiente, está relacionado con uno de los rasgos esenciales del desarrollo de la ciencia en el país: su escasa vinculación con el sistema productivo nacional. La demanda directa de innovación tecnológica o de conocimiento científico hecha por el sector productivo a los científicos nacionales ha sido ínfima, pues ha podido satisfacerse en forma más rápida y menos costosa mediante la adquisición de esas tecnologías en el exterior. De este modo, el desarrollo científico ha tendido a vincularse esencialmente al sistema educativo, pero un sistema educativo sin lazos estrechos con las demandas de la producción o con la solución de problemas nacionales. Esto ha dado al desarrollo de la ciencia una aparente gratuidad e irrelevancia, y ha colocado con frecuencia a los científicos en una posición defensiva: deben justificar, de un modo u otro, su pertinencia para un país que no la ve como evidente.
Esto ha generado varios tópicos relativos tanto a la utilidad de la ciencia como a la orientación que ésta deba tener. Ejemplo recurrente ha sido el debate acerca de la ciencia básica, la ciencia aplicada, el desarrollo tecnológico, etc. Las formas de este debate y las distintas posiciones de los participantes, así como las decisiones de política que a veces se han tomado sobre este asunto, muestran cómo estos argumentos se polarizan precisamente en la medida en que la escasa actividad científica no produce resultados en un sentido o en el otro. Quienes desean respuestas urgentes a los problemas nacionales tienden a despreciar las necesarias relaciones entre la actividad tecnológica y un cuerpo científico básico, y quienes se orientan a la ciencia básica tienden a desconocer la red de procesos que en todo el mundo avanzado vinculan la investigación desinteresada con el desarrollo histórico general de un país, con todos los aspectos prosaicos de la producción, los ingresos y la asignación de recursos. En forma paralela, el sistema educativo ha sido visto por los dirigentes nacionales en forma alternativa como orientado a preparar a los estudiantes para el trabajo productivo, o a crear las bases para un desarrollo científico autónomo o independiente. En el primer caso, se tiende a privilegiar la expansión de la escuela primaria, el desarrollo de escuelas de artes y oficios o aprendizaje tecnológico y el estímulo a profesiones definidas a partir de las exigencias del mercado de trabajo. En el segundo caso, la prioridad va a las instituciones de educación superior, a los centros de investigación y a carreras con orientación científica o humanística. Por supuesto, consideraciones políticas alteran esta tipología, al menos durante amplios períodos de la historia nacional: el liberalismo del siglo XIX, empeñado en generar una lealtad ciudadana a instituciones laicas, prefirió impulsar la educación ele mental y la formación de maestros, dejando la formación superior al libre juego del mercado y la actividad privada. Y el partido conservador, pese a su predilección por una educación para el trabajo que fuera al mismo tiempo escuela de moralidad, impulsó vigorosamente instituciones de educación superior como parte de un proceso de control y orientación ideológicos de los grupos dirigentes. Más recientemente, la expansión del sistema universitario ha permitido un complejo entrecruce de tendencias, que se ven ya menos excluyentes entre sí: la formación para el trabajo y la formación científica empiezan a aparecer como congruentes, al menos en los propósitos de las instituciones superiores.
Ahora bien, dada la desvinculación tradicional entre sector productivo y ciencia y entre sector productivo y sistema educativo, el desarrollo de este último, que es en fin de cuentas el que está creando las bases para una actividad científica autónoma, ha sido el resultado no tanto de una política científica, del deseo o el interés por desarrollar la ciencia, como de un proceso impulsado por demandas de status social y de formación estrechamente profesional. En los niveles inferiores, la educación fue ante todo una educación en la ideología y los valores de los grupos directivos del país: civilismo liberal —en competencia con escuelas estrechamente confesionales— en el siglo XIX, civilismo de fuerte contenido religioso y moralista en la primera parte del siglo XX. La educación secundaria fue igualmente irrelevante para la producción o la ciencia: ha sido ante todo, hasta muy recientemente, antesala para el acceso a la universidad de los hijos de la élite, que confirmarían con un título profesional su derecho a dirigir el país y su deber de hacerlo dentro de ciertos marcos de servicio a la comunidad.
La primera fase de la expansión del sistema de educación secundaria y universitaria, que lo abrió a las clases medias en formación, y que se extiende hasta mediados de la década de 1960, mantuvo en vigencia las motivaciones tradicionales, e hizo que fracasaran todos los esfuerzos por diversificar en forma substancial el bachillerato: éste siguió siendo "humanístico", apenas un escalón en el proceso de formación del carácter y la personalidad para acceder al título de "doctor" que validaría una nueva posición social para los que lo obtuvieran.
Por lo anterior, los aspectos pasivos del sistema educativo originados en su carácter periférico —se enseñaba una ciencia desarrollada en otra parte, por maestros y docentes ajenos a la investigación y la producción de conocimientos— se consolidaban en una enseñanza que sólo era —cuando lo era— formalmente científica, en cuanto los contenidos que se transmitían coincidían con los que aparecían en los textos y manuales de los países avanzados, pero que seguía sin tener las condiciones propias del pensamiento científico. La ciencia era un conjunto de conocimientos que debía memorizarse, cuya validez dependía del principio de autoridad y cuya utilidad en muchos casos se orientaba a su capacidad para reforzar el pensamiento tradicional: hasta la década de los cincuenta la biología servía en el bachillerato para refutar la teoría de la evolución y lo poco que se aprendía en clase de física o psicología debía enmarcarse en apologética o filosofía, dentro del tomismo aguado de los textos del padre Rafael Farías.
Sin embargo, dentro de este sistema educativo y fuera de él, hubo en los últimos doscientos años un proceso de incorporación creciente de la cultura científica universal. Pero este proceso fue en buena parte el resultado de la actitud voluntarista de individuos o grupos restringidos, que trataron, en sus respectivos campos, de aprender realmente de la ciencia extranjera, de aplicar metodologías desarrolladas en otras partes a problemas genuinos del país, de impulsar las actitudes científicas en el sistema educativo, de conformar grupos de investigadores que crearan las bases para una dinámica más autónoma de aprendizaje, reproducción y creación del conocimiento científico. Por eso una nueva historia de la ciencia en Colombia tendrá al menos algo en común con la historia "hagiográfica" hecha hasta ahora; será en buena parte la historia de pioneros, de entusiastas que tras formarse usualmente en el extranjero, trataron de reproducir en el país las condiciones para el trabajo científico. Por supuesto, muchos fracasaron, y esa historia de la ciencia deberá ser también la historia de esos fracasos y de sus razones: de los obstáculos ideológicos sociales, económicos, institucionales que han bloqueado la acción de muchos científicos, enfrentados a condiciones precarias de dotación, a prejuicios religiosos o políticos y ante todo, al desinterés general de un país para el cual la ciencia ha sido marginal y, cuando se ha necesitado extranjera.
Este proceso de doscientos años fue ante todo de aprendizaje y consolidación de las bases para un trabajo autónomo (que no independiente, dada la necesaria relación de toda ciencia actual con la comunidad científica internacional), y sólo en forma muy tenue de creación de saber. La búsqueda de este aspecto ha dado a muchos estudios tradicionales un curioso sabor, pues en ellos se trata de subrayar ante todo la genialidad de científicos colombianos que lograron, en sus doscientos años de soledad, sin la formación adecuada ni los instrumentos requeridos, inventar una y otra vez lo que ya estaba inventado en otras partes. Sin embargo, es fácil advertir como en aquellos momentos en que empezó a consolidarse una comunidad científica nacional, una parte notable del esfuerzo estuvo dirigido a la realización de una especie de inventario, científicamente orientado, de la realidad nacional. La Expedición Botánica, la Comisión Corográfica, las oficinas públicas que realizaron el inventario geológico nacional, son buenos ejemplos de una actividad científica productiva, en la que la ausencia de condiciones propicias no impidió la generación y creación de conocimientos válidos y relevantes.
En los últimos cincuenta o sesenta años, justamente, el papel creciente del estado, que requiere para la ejecución de sus funciones administrativas o para el manejo de sus recursos, un conocimiento más exacto de éstos, ha llevado a conformar núcleos de actividad científica separados de las universidades: las labores desarrolladas por varios de los institutos públicos, en su mayor parte de inventario, han formado parte esencial de la actividad científica reciente, y han dado la base para la consolidación de varias disciplinas investigativas.

Los grandes hitos

1. La época colonial. La llegada de los españoles produjo una ruptura prácticamente total, en el terreno de las formas de conocimiento, con las culturas indígenas. Durante los primeros dos siglos de la dominación española, los conquistadores impusieron a las poblaciones indígenas y africanas, y ante todo a la creciente población mestiza, los valores religiosos ideológicos que regían en España. Estos valores resultaban bastante extraños, cuando no hostiles, a la ciencia moderna que surgía entonces en Europa. Para conservar la ortodoxia, amenazada por el protestantismo y el pensamiento racionalista y mecanicista que empezaba a apoderarse de los científicos, España trató de mantenerse aislada de Europa, y este aislamiento impidió la incorporación de las formas nacientes de pensamiento científico en las colonias americanas. Las instituciones universitarias se centraron en la teología y el derecho, que conducían a las únicas profesiones válidas: el abogado y el sacerdote. Por lo tanto, ninguna disciplina científica hizo parte de la enseñanza universitaria, y el mantenimiento de la educación superior no requería la existencia de "científicos".
Esta situación se mantuvo hasta la década de 1760. Los esfuerzos españoles por revitalizar la economía colonial hicieron poner la atención en tecnologías que elevaran la producción. La separación de oro y plata, la búsqueda de sistemas de explotación de minas de veta, la mejora de alambiques y trapiches planteaban problemas que requerían conocimientos científicos para su solución, a diferencia de las tecnologías tradicionales, apoyadas en un saber transmitido en el lugar de trabajo.
En la década de 1760, en el contexto de un rápido desarrollo económico local, las autoridades y los dirigentes intelectuales empiezan a adoptar una ideología de progreso apoyada en el conocimiento útil, que da valor a las ciencias —la matemática, la química, la física, la astronomía, la botánica— en !a medida en que permiten un dominio mayor de la naturaleza y por lo tanto un desarrollo productivo más acelerado. Dos figuras se destacan entonces: José Celestino Mutis, llegado en 1761 como médico del virrey, traerá al país la medicina de la época, la física, la cosmología copernicana y newtoniana y la matemática moderna. El mayor impacto de la actividad se logró mediante la organización de la Expedición Botánica, en la cual un puñado de criollos pudo hacer un ejercicio de práctica científica moderna, al participar en el esfuerzo por recoger y clasificar la flora y la fauna locales, así como por conocer la geografía del país. Francisco Antonio Moreno y Escanden, un criollo que ocupaba la fiscalía de la Real Audiencia, impulsó la modificación del sistema universitario, para quitar el monopolio educativo a las órdenes religiosas y establecer una universidad pública, en la cual tendrían lugar de preferencia las ciencias exactas y se desterraría el dogmatismo escolástico. Aunque la universidad pública no pudo establecerse, un plan elaborado por Moreno —tal vez con la colaboración de Mutis— estuvo en vigencia entre 1774 y 1779, y en su breve aplicación cambió el clima intelectual de la universidad y contribuyó a la formación de la élite científica que participó en la Expedición Botánica.
Este esfuerzo, que conformó un primer grupo de criollos con intereses científicos y una formación básica, no logró sin embargo consolidarse. Aunque José Félix de Restrepo mantuvo una enseñanza moderna durante varios años en el seminario de Popayán, y aunque se formaron individuos con vocación y talento científico tan claro como Francisco José de Caldas, las agitaciones políticas y sobre todo las luchas de independencia destruyeron las condiciones para la actividad científica. Muchos de los intelectuales fueron ejecutados por los españoles -Caldas, Jorge Tadeo Lozano, José María Cabal, Miguel Pombo, etc.-, mientras otros se orientaron a la política o la actividad jurídica —Francisco Antonio Zea, José Félix de Restrepo, Lino de Pombo.
2. La república incipiente. El establecimiento de una república independiente no afectó la ideología de los sectores dirigentes, quienes siguieron proclamando la importancia de los conocimientos útiles para el desarrollo de la nueva nación. Sin embargo, los esfuerzos por crear un sistema educativo con buena base científica y por impulsar la actividad científica tropezaron con múltiples dificultades. Los conflictos ideológicos relacionados con las formas que debía adoptar el estado atrajeron la atención de los jóvenes que iban a las universidades, y las ideologías jurídicas y políticas reemplazaron en las nuevas generaciones la preocupación por el saber científico.
A pesar del optimismo inicial sobre las posibilidades de desarrollo económico, los años de 1820 a 1850 son de estancamiento, y esto limita tanto los recursos del estado como el interés de los empresarios por la adquisición de nuevas tecnologías. Los sistemas escolares se diseñan a partir de concepciones ideológicas generales y resultan con frecuencia claramente desligados de las posibilidades reales del país; son, por otra parte, modificados con mucha frecuencia, lo que rompe la continuidad de los pocos esfuerzos que se estaban haciendo.
Una de las expresiones del interés gubernamental por la adquisición de una base adecuada de conocimientos útiles estuvo en la búsqueda de expertos extranjeros. Así, en la década del veinte se trajeron varios científicos franceses para tratar de establecer una escuela avanzada de minería, donde se enseñaría: química, matemáticas, botánica, física, astronomía, anatomía, etc. La escuela no logró funcionar, y los sabios franceses hicieron unos pocos estudios que apenas vinieron a divulgarse a mediados del siglo. En la década del cuarenta, dentro del marco de una reforma de la educación superior que pretendía debilitar la atracción por el derecho y fortalecer la enseñanza científica, vinieron varios profesores franceses de química, matemáticas y ciencias naturales. Los estudiantes, los padres de familia y las autoridades locales se opusieron con vehemencia a estudios que juzgaban sin ningún interés, no pudieron conformarse laboratorios adecuados y al fin pocos resultados tuvo este esfuerzo. A mediados del siglo el gobierno contrató al geógrafo italiano Agustín Codazzi, quien logró conformar y dirigir una expedición —La Comisión Corográfica—, que hizo un primer estudio amplio de la geografía, colombiana. A más de Manuel Ancízar, quien hizo el relato geográfico conocido como Peregrinación de Alpha, participaron en la expedición José Jerónimo Triana y Santiago y Felipe Pérez, y en ella hicieron su aprendizaje científico. El interés por la geografía condujo a la publicación de las primeras obras de conjunto sobre el país escritas por colombianos (en la década de los treinta se había publicado la geografía de Feliciano Montenegro Colón y un extenso artículo de Lorenzo María Lleras que salió anónimo en la Enciclopedia Británica): la Memoria sobre la Geografía y la política de la Nueva Granadade Tomás Cipriano de Mosquera (1853) y los trabajos derivados de la misma expedición, como la geografía de Santander, publicada en 1857, y los diversos libros de Felipe Pérez.
Durante este período, pocos colombianos se dedicaron a alguna forma de práctica científica estricta. Algunos botánicos continuaron sus actividades de recolección de ejemplares y de enseñanza. El observatorio astronómico, creado en 1803, mantuvo alguna actividad, y don Benedicto Domínguez preparó inexorablemente los calendarios anuales. Don José Manuel Restrepo publicó las primeras obras históricas, apoyándose en un extenso material documental y en su propia participación en muchos de los sucesos estudiados en sus obras. Pero la figura más importante fue sin duda Joaquín Acosta (1800-1852) quien, originalmente dedicado a la vida militar, dedicó un viaje a Europa entre 1825 y 1830 a asistir a cuanto curso estuvo a su alcance: física, química, matemáticas, geología, astronomía, medicina, historia y hasta baile y chino. Acosta, al volver al país en 1831, fue nombrado profesor de química de la Universidad Central. Al comienzo tuvo sesenta estudiantes, pero poco duró el entusiasmo. Acosta fue designado también miembro de la Academia Nacional, entidad de promoción científica creada por el gobierno en 1.826 y reorganizada en 1832. Además, ejerció en forma casi continua la dirección del Observatorio Astronómico del Museo Nacional, desde 1832 hasta 1841, y fue profesor de mineralogía en el Colegio del Rosario. La guerra de 1839 lo volvió a la milicia y la política, y ya coronel fue enviado especial a los Estados Unidos y Secretario de Relaciones Exteriores en 1843-45. No lo alejó la política de su afán de aprender, y en 1845 viajó de nuevo a Europa, a dedicarse otra vez a seguir cursos y a diversas tareas de divulgación científica. En 1847 publicó un detallado mapa del país, el más preciso y completo hasta entonces. El año siguiente editó una cuidadosa obra de investigación histórica, el Compendio Histórico del Des cubrimiento y Colonización de la Nueva Granada. Basada en manuscritos, constituyó una de las primeras muestras de historia científica en el país. En 1849 publicó dos volúmenes de estudios de J. B. Boussingault y Desirée Roulin, dos de los jóvenes franceses que habían venido en los veintes; reeditó también el Semanario del Nuevo Reino de Caldas. Al volver al país en 1849 se le ofreció un cargo en el Colegio Militar, pero prefirió dedicarse a sus propios estudios. Hizo mediciones meteorológicas y publicó cartas astronómicas para los almanaques de 1851 y 1852. Hombre rico, trajo equipos y libros de Europa que donó a la Biblioteca Nacional.
En resumen, durante estos primeros años de vida independiente tienen lugar los esfuerzos frustrados del gobierno por impulsar la enseñanza de las ciencias, en un nivel que correspondería al de la educación secundaria, como requisito para el ingreso a la universidad o como parte importante de la formación militar. La carencia de docentes preparados, el elevado costo de traerlos, la falta de laboratorios, y la escasa importancia social de la ciencia, en un país en el que la única aspiración de los jóvenes de clase alta era la obtención del doctorado en derecho (y poco a poco, en ingeniería y medicina), crearon barreras muy elevadas para quienes pretendían que la ciencia era esencial para el desarrollo del país.
 La práctica científica propiamente dicha no alcanzó siquiera los niveles logrados bajo la Expedición Botánica y los años del Semanario. Sólo en el terreno de la historia emerge una disciplina creadora, y en la geografía se inicia un esfuerzo riguroso de descripción e inventario del país. Las matemáticas, la astronomía, la química, la física, reciben aplicaciones poco complejas en el país, sin que exista un verdadero trabajo científico en ellas.
3. La consolidación de las profesiones. Entre 1850 y finales de siglo el proceso principal es el de la consolidación de dos profesiones que requieren una base científica: la ingeniería y la medicina. Ambas habían tenido algunos representantes modernos desde finales del período colonial, pero todavía a mediados del siglo XIX la mayoría de los médicos e ingenieros se habían formado en el exterior o eran ellos mismos extranjeros.
Varios intentos de formación profesional en estas ramas tuvieron lugar, sin mayores éxitos. Uno de los esfuerzos más notables ocurrió en el gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera, quien dio gran apoyo a un Colegio Militar y lanzó un programa de obras públicas que generó una inesperada demanda de ingenieros, en parte satisfecha con la llegada de varios europeos. La escuela militar funcionó razonablemente entre 1848 y 1854, bajo la orientación, ante todo, de Lino de Pombo, y pese a su nombre, se dirigió más bien a preparar ingenieros civiles que miembros del ejército. Sus alumnos contribuyeron a la tarea de la Comisión Corográfica y realizaron trabajos gráficos elementales, como un mapa de Bogotá. Sin embargo, la escuela tropezó con la hostilidad de los liberales, que veían en ella un ejemplo de elitismo, de militarismo y centralismo, y propusieron varias veces su abolición. Como dijo un representante a la Cámara, ellos no querían "obstáculos, requisitos que conducían a la injusticia y promovían el favoritismo", ni querían que existieran títulos, especialidades o condecoraciones. Este igualitarismo radical impidió que la escuela, cerrada durante la crisis política de 1854, tuviera el apoyo requerido para su reapertura. Sin embargo, durante su breve existencia se entrenaron en ella algunos de los más importantes ingenieros nacionales del resto del siglo —Como Manuel Ponce de León, Juan Nepomuceno González Vásquez (que completó sus estudios en Francia) y otros— quienes mantuvieron la enseñanza matemática en los colegios bogotanos y luego, en 1868, organizaron la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional. Su práctica profesional consolidó la ingeniería, en un contexto de auge de las obras públicas —caminos, puentes, ferrocarriles, telégrafos—, de esperanzas entusiastas de desarrollo económico y de apertura de algunas industrias con requerimientos técnicos complejos. La actividad del Observatorio Astronómico estuvo también por muchos años en manos de ex alumnos del Colegio Militar, como Indalecio Liévano. Mientras tanto en Antioquia la minería tormo los primeros ingenieros locales, y en 1874 la Universidad de Antioquia creó la Facultad de Ingeniería Ovil; en 1885 el gobierno de Núñez ordenó la creación de una Escuela Nacional de Minas, la cual vino a abrirse en 1888.
En el campo médico, la práctica profesional estuvo dominada por extranjeros hasta mediados de siglo. A partir de estos años regresó al país un grupo relativamente numeroso de médicos formados en París entre los cuales se destacó especialmente Antonio Vargas Reyes. Ya en 1852 había tratado de editar un periódico científico, La Lanceta, que sólo llegó al número seis. En 1864, y hasta 1867, editó la Gaceta Médica de Colombia que inicio la larga serie de revistas médicas publicadas en Colombia, y que fue seguida en 1870 por la Revista Médica de Bogotá y en 1887 por los Anales de la Academia de Medicina de Medellín. Las campañas de Vargas Reyes y otros colegas tuvieron bastante que ver con la reorganización de la Universidad Nacional en 1867; Vargas Reyes fue el primer rector de la Escuela de Medicina, abierta en 1868. Desde este momento el país contó con un centro permanente de formación médica al cual se añadieron pronto las escuelas de Medellín, Popayán y Cartagena, todas orientadas por el modelo de la Universidad Nacional. Desde entonces hasta finales de siglo se consolida una enseñanza médica moderna orientada por las escuelas dominantes en Francia -la escuela clínica o anatomo-clínica— A partir de entonces las ciencias naturales encuentran un lugar de práctica en las facultades de medicina, aunque la investigación propiamente dicha se restringe a algunos aspectos de la medicina. A finales de siglo comienzan a aparecer algunas nuevas concepciones sobre la enfermedad, que conducen al desarrollo de la bacteriología. Esta hace imprescindible la conformación de laboratorios de análisis, como el Laboratorio Samper Martínez, creado en la década de 1910, cuyas prácticas están en la base de avances tanto en las ciencias biológicas como en la química.
Buena parte de la consolidación de estas profesiones se debió a colombianos que hicieron sus estudios en el extranjero. A raíz del cierre de las universidades en 1851, muchos de los padres de los grupos acomodados prefirieron mandar sus hijos a Estados Unidos y Europa. Curiosamente, a pesar de que sus propios valores los habían llevado a la política y el derecho, muchos insistieron en que sus herederos aprendieran ciencias útiles, ante todo las ligadas a la ingeniería. Así, Eustasio Santamaría -quien sería Ministro de Relaciones Exteriores a fines de siglo-, estudió química en Francia y Alemania. Vicente y Pastor Restrepo, después de estudiar minería y metalurgia, abrieron los primeros laboratorios químicos en 1858. A fin de siglo, José María Villa se graduó como ingeniero en los Estados Unidos, así como Tomás Herrán y los hermanos Tulio y Pedro Nel Ospina.
Una de las actividades de preparación científica que se generalizó con la reorganización de la Universidad Nacional fue la de las tesis de grado. Aunque no han sido estudiadas en forma detallada es posible advertir que al menos algunas de las que se realizaron en Medicina se enfrentaban a problemas locales con una metodología científica adecuada, y contribuían al conocimiento de la epidemiología local, de las condiciones de vivienda y alimentación de determinados grupos sociales, etc. Esto contrastaba con las tesis realizadas en las facultades de derecho, las cuales desde el comienzo estuvieron marcadas por rasgos claramente ajenos a todo espíritu científico, la especulación sin bases, la retórica descontrolada, la copia de textos ajenos sin los reconocimientos debidos. La falta de claridad en el planteamiento de los problemas y la erudición puramente libresca caracterizaron desde entonces -y siguen haciéndolo hoy- la producción de los estudiantes de las escuelas de derecho. Esta experiencia investigativa inicial se continuó en muchos casos en los docentes de las escuelas de medicina de la primera mitad de este siglo. Profesores como Luis Patino Camargo, Federico Lleras Acosta, Roberto Franco. Luis Montoya y Fiórez, Emilio Robledo, José María Lombana Barreneche, Alfonso Esguerra y muchos más, publicaron los resultados de trabajos de investigación sobre enfermedades locales o características biológicas del hombre del país que, dentro de parámetros modestos, constituían aportes científicos válidos y rigurosos. Esta actitud fue muy explícita en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia, que desde su fundación en 1871 impulsó el estudio de las enfermedades del país, la medicina indígena y la realización de monografías sobre flora regional, y en la Escuela Nacional de Minas, cuyas tesis avanzaron el inventario geológico y minero de Antioquia, propusieron soluciones a los problemas locales de transporte (Alejandro López propuso en 1899 el túnel de La Quiebra en su disertación de grado, lo cual sólo fue adoptado dos décadas después), etc.
La actividad científica propiamente dicha estuvo limitada durante la segunda mitad del siglo XIX a áreas muy precisas. El Observatorio Astronómico continuó realizando mediciones y observaciones en forma más exacta, bajo la dirección de José María González Benito, un ingeniero formado en Europa. Un amplio número de científicos europeos recorrieron el país, ante todo realizando estudios geológicos y geográficos (H. Karstner, A. Hettner, A. Stübel, W. Reiss). En el área de la botánica que tenía algo de tradición, José Jerónimo Triana, formado en la Comisión Corográfica, viajó a Europa y desarrolló allí, apoyado por el gobierno, una notable carrera científica. Publicó una introducción a la flora colombiana y diversos estudios, entre ellos uno muy detallado sobre las quinas nacionales. Otros colombianos hicieron contribuciones menores en esta misma área de la botánica.
También en Europa se desarrolló la mayor parte de la actividad científica de dos colombianos que alcanzaron reconocimiento por la calidad de su trabajo: Ezequiel Uricoechea, quien hizo contribuciones a la prehistoria colombiana y a la filología, y el gramático y filólogo Rufino José Cuervo, iniciador delDiccionario de Construcción y Régimen. La historia, que había alcanzado un alto nivel en el período anterior, con José Manuel Restrepo y Joaquín Acosta, se convirtió en gran parte en arma de debate político y apologética religiosa, como en las obras de José Manuel Groot y José María Samper; sólo a finales del siglo pasado y comienzos de éste, bajo los estímulos de una orientación más positivista, que se advierte en las obras de Vicente Restrepo, Gustavo Arboleda, Ernesto Restrepo Tirado y otros, vuelve a orientarse en una dirección que pretende ser científica.
El gobierno mantuvo la actitud ya antigua de estimular estudios que pudieran ofrecer perspectivas de utilidad para el país. Por eso creó en 1881 una nueva expedición científica, la Comisión Científica Permanente. Fue entregada a la dirección de José Carlos Mano, un francés cuyas calificaciones no parecen haber sido adecuadas y cuyos informes, que subrayaban la búsqueda de minerales explotables, entre los que promovió los carbones de la Guajira y el Valle y los hierros de La Pradera en Boyacá, fueron sujetos a violenta critica por parte de los científicos locales. Particularmente interesante fue el informe de Jorge Isaacs sobre los indígenas de la Sierra Nevada, que reinauguraba una tradición etnográfica perdida ya casi por completo. A esto se añadió el envío de cuatro estudiantes a Europa, los cuales enviaron reportes sobre motores de gas, técnicas mineras, electricidad, producción artificial de diamantes y otros temas similares.
 Algunos elementos de institucionalización de la actividad científica surgieron durante estos años, además de la consolidación de la enseñanza profesional en las universidades. Por una parte, se crearon sociedades científicas con actividad permanente, como la Sociedad de Medicina y Ciencias Naturales (1873) y se regularizaron publicaciones como los Anales del Observatorio Astronómico (1880) y losAnales de Ingeniería (1887).
 4. La primera mitad del siglo XX. El avance de la ciencia durante el siglo XX, y en especial a partir de 1910, está marcado por el surgimiento de la industria moderna, con su impacto sobre profesiones como la ingeniería y la economía y por la creciente presencia del estado, como usuario del conocimiento, como empleador de científicos y como orientador de un sistema educativo en constante aumento. El estado reforzó su capacidad de intervención en la vida nacional ante todo a partir del gobierno de Rafael Reyes, proceso que tuvo momentos de aceleración en la década de 1920 (especialmente en la administración del ingeniero Pedro Nel Ospina), durante los gobiernos de Alfonso López Pumarejo y Eduardo Santos y bajo la administración del también ingeniero Mariano Ospina Pérez.
 El gobierno creó oficinas e instituciones a las que encargó actividades de información y análisis, y nombró para manejarlas a científicos ante todo extranjeros, aunque poco a poco fueron pasando a la dirección de colombianos que habían completado su formación en universidades europeas o norteamericanas. Durante los primeros treinta años de este siglo se consolidó en primer lugar la geología, centrada en la Oficina de Longitudes dirigida por Ricardo Lleras Codazzi y luego en la Comisión Científica Nacional (1916), puesta bajo la dirección de una serie de científicos alemanes (Robert Scheibe, Emil Grosse, Otto Stutzer, Enrique Hubach) y en el Servicio Geológico Nacional. La Escuela Nacional de Minas formó también, bajo la orientación de Tulio Ospina Vásquez, una notable generación de ingenieros con vocación geológica, como Juan de la Cruz Posada. Por otra parte, desde 1941 el Instituto Geofísico de los Andes, vinculado a la Universidad Javeriana, realizó el registro sismológico del país. Por su lado, las compañías petroleras realizaron estudios geológicos cuyos resultados, por lo regular, quedaron fuera del alcance de los científicos colombianos.
En otros campos, se crea el Laboratorio Químico Nacional, cuyas funciones de rutina en áreas de minería agricultura y drogas, permiten el ejercicio de una actividad química permanente; algunos de los principales impulsadores de la química hacen parte de su planta de personal. Crea también el gobierno el Instituto Geográfico Militar (1934) que se convertiría luego en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi; la sección de biología vegetal del Ministerio de Economía (1938) y adquiere el laboratorio Samper Martínez (1925).
En el terreno educativo, comienza una diversificación de las profesiones, sobre todo de aquellas vinculadas a la ingeniería. Ya desde finales del siglo pasado se había dado una marcada divergencia entre las orientaciones de las facultades de ingeniería de la Universidad Nacional, en Bogotá y la Escuela Nacional de Minas, de Medellín. Mientras la primera, bajo la influencia de Julio Garavito Armero, astrónomo y matemático, propugnaba por una formación matemática elevada, con independencia de su aplicación profesional, la Escuela de Minas inicialmente independiente y luego parte de la Universidad de Antioquia bajo la influencia de Tulio y Pedro Nel Ospina y luego de José María Villa, de Alejandro López y otros, propugnaba por una ingeniería vinculada a la solución de problemas nacionales, capaz de usar materiales locales, con un curriculum pragmático, que formara al ingeniero para su actividad práctica e incluso para una actividad empresarial. Curiosamente, a pesar del énfasis pragmático de la Escuela de Minas, que llevó al desarrollo de cátedras de economía, estadística, ingeniería industrial, etc., y que permitió formar una generación de ingenieros preocupados por la explotación minera de Antioquia por las vías de comunicación y estrechamente libados a la modernización tecnológica de Colombia, ya para la década de 1930 se había convertido en uno de los centros de excelencia en la formación matemática en el país.
En todo caso, en Antioquia se creó desde 1904 una Escuela de Agronomía. Alrededor de esta nueva línea profesional, y con el apoyo oficial, se establecieron en el país algunas granjas experimentales, que iniciaron la investigación en esta área: algunos antecedentes tímidos se habían dado a finales de la década del setenta y comienzos de los ochentas en el Instituto Nacional de Agricultura dirigido por Juan de Dios Carrasquilla y Carlos Michelsen U
En el área de las ciencias sociales, poco avanzó el país hasta la década de 1930. En efecto, aunque desde 1880 Rafael Núñez había propugnado el estudio de la sociología en Colombia, con la idea de que sería una disciplina conservadora, que ayudaría a mostrar la necesidad y regularidad de los procesos sociales y la arbitrariedad de los amantes de las revoluciones, y había impulsado su enseñanza en la Universidad Nacional por don Salvador Camacho Roldan, no pasó esta ciencia en sus primeros años de ser una reiteración libresca de ideologías extranjeras. Los escasos análisis sociales del país pertenecen, ante todo, a pensadores políticos y sociales que se enfrentan a algunos problemas nacionales con sentido común, buena información y algún apoyo teórico. Entre estos análisis sociales hay que recordar ante todo al ingeniero Alejandro López, autor del libro Problemas colombianos (1927).
En la década del 30, la Escuela Normal Superior de Bogotá, dirigida por José Francisco Socarras, se convirtió por una década larga en una Facultad de Ciencias Sociales de alta calidad, aprovechando un elevado número de docentes europeos que habían escapado del fascismo español o habían migrado en esos años. Allí se formaron sistemáticamente, por primera vez en el país, lingüistas, antropólogos, historiadores y otros científicos sociales: por allí pasaron Roberto Pineda Duque, Jaime Jaramillo Uribe, Luis Duque Gómez, Virginia Gutiérrez de Pineda, y muchos más que, durante los cincuentas y los sesentas, contribuirían en forma substancial a la consolidación de la ciencia social en Colombia.
Los procesos de institucionalización científica que tuvieron lugar durante la primera mitad del siglo resultan muy difíciles de presentar en forma sucinta, y estuvieron ligados a la creciente densidad del medio académico, a los procesos de urbanización, a la necesidad de intercambio de información en un país con varios núcleos culturales importantes, al crecimiento de las universidades, etc. En todo caso, en estos años se constituyeron varias sociedades científicas, y los primeros centros de investigación, como la Academia Colombiana de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1933), la Sociedad de Ciencias Naturales (1912), el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional (1940) y el Instituto Geofísico de los Andes (1941). Además, fuera de las revistas que sobrevivían del período anterior, surgieron los Anales de Ingeniería (1913), la Revista de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (1936), Caldasia (1940) y la Revista Colombiana de Química (1944).
 Finalmente, la Universidad Nacional tuvo en 1936 una importante reorganización, que unificó bajo una sola administración y en un solo campus las escuelas profesionales dispersas. Dentro de la nueva sede, se crearon las facultades de Química (1939) y posteriormente de Ciencias (1946).
5. El período reciente. El país que retornó a la vida republicana en 1957 presentaba rasgos que indicaban un proceso incipiente pero muy acelerado de transformación económica, social y cultural. La urbanización tomó ritmos impensados, al calor de una elevadísima tasa de crecimiento y de flujos migratorios muy altos muy altos Las necesidades políticas del régimen que reemplazó al gobierno de Rojas Pinilla llevaron a dar prioridad a la expansión de la educación entre los programas sociales, lo que condujo a un crecimiento sin antecedentes de la educación universitaria, que casi podría definirse como la aparición de una verdadera universidad por primera vez en la historia nacional. Los elementos tradicionalistas del pensamiento, tanto entre los intelectuales como en las mentalidades populares, perdieron mucho peso o se transformaron drásticamente. Los sectores de la élite intelectual adoptaron una mentalidad laica que dejaba atrás la subordinación del pensamiento científico a las necesidades de la ortodoxia religiosa. El rápido desarrollo industrial generó nuevas demandas profesionales -economistas, ingenieros químicos, ingenieros de petróleos, ingenieros industriales, ingenieros electricos, etc.- aunque siguió sin exigir producción científica. Y el fortalecimiento del estado, que alcanzó su punto más fuerte bajo la administración de Carlos Lleras Restrepo - amplió las fundones científicas estatales y dio mayor autonomía y poder a los institutos científicos o tecnológicos adscritos al gobierno
Por supuesto, algunos de estos institutos y casi todos estos procesos hundían sus raíces en los períodos anteriores. En 1955, bajo el régimen militar, se creó lo que sería el Instituto de Investigaciones Tecnológicas, y en 1959 se trató de vincular al país a las tecnologías de la era atómica con la creación del Instituto de Asuntos Nucleares. La creación de nuevas profesiones se hizo en buena parte por fuera de la Universidad Nacional, que comenzó a perder paulatinamente el cuasi monopolio de la educación que había tenido hasta los treintas, aunque mantuvo una hegemonía clara hasta finales de la década de los sesentas. La nueva situación. ya anunciada por la creación de carreras como Ingeniera Química, que apareció antes en la Universidad Pontificia Bolivariana, la Universidad de Antioquia y en la Universidad del Valle que en la Nacional, está más bien caracterizada por la existencia de cuatro grandes centros universitarios de carácter público, de un nivel similar (Universidad Nacional, Universidad de Antioquia, Universidad Industrial de Santander y Universidad del Valle), de una universidad privada con vocación investigativa (Los Andes) y varias universidades privadas en las que algunas de sus escuelas tienen una actividad científica reconocible (Javeriana, Rosario, Bolivariana, etc.).
Estos años recientes presentan en el terreno de la práctica científica propiamente dicha, varios rasgos que me veo obligado a presentar en forma puramente enunciativa:
 1. La aparición, por primera vez, de un sistema universitario que dedica parte importante de sus recursos y da condiciones, estrechas pero reales, para la práctica científica en sentido estricto, es decir, para la investigación, con independencia de las exigencias directas de formación de profesionales.
 2. El surgir de un grupo profesional vinculado laboralmente a las universidades (ante todo públicas) con intereses directos en la práctica científica: los profe sores de tiempo completo. Este profesorado, resultado de las reformas de la década del sesenta y de las recomendaciones de misiones extranjeras, así como de la expansión de las universidades, ha llegado a ver en la investigación una de sus actividades legítimas y necesarias.
 3. La aparición de esbozos de una política científica nacional, y la creación de un organismo de apoyo a la actividad científica (Colciencias, 1969).
 4. El refuerzo de las actividades de investigación de los organismos estatales y semiestatales (Instituto Colombiano Agropecuario, Cenicafé, etc.) y la aparición de centros de investigación privados, apoyados por la industria (Cenicaña).
 5. La consolidación de varias ramas de actividad científica. En la década de los sesentas y setentas la historia alcanzó un nivel de producción y discusión crítica que la colocaron por primera vez a niveles internacionales (Jaime Jaramillo Uribe, Germán Colmenares, etc.). Algo similar ocurrió con la sociología (Orlando Fals Borda, Virginia Gutiérrez de Pineda) y la antropología (Gerardo Reichel Dolmatoff, sobre todo) aunque la sociología no parece haber mantenido una actividad con tinua de suficiente calidad. En otras ramas sociales se destacó la contribución, de impacto internacional, del ingeniero Alvaro López Toro a la demografía matemática. La economía formó para finales de los sesentas y de allí en adelante un grupo numeroso de estudiosos de alto nivel, tanto en la vertiente neoclásica como en las nuevas corrientes marxistas, cuyos trabajos han alcanzado el nivel de las contribuciones internacionales normales.
6. El desarrollo de algunas áreas de investigación muy avanzadas, alrededor de la actividad pionera de un grupo reducido de científicos con buenas vinculaciones internacionales. En las ciencias médicas se han hecho notables los aportes de genetistas e inmunólogos.
7. La creación de una situación de investigación habitual, una especie de "normalidad científica" en áreas como la biología, las ciencias médicas básicas, la química y algunas ramas de la física: en estas áreas existen proyectos de investigación que enfrentan problemas nuevos, hay un personal con calificación adecuada e instalaciones mínimas —laboratorios, bibliotecas, revistas, sociedades científicas— que permiten trabajar en condiciones que al menos hacen posible un diálogo con la comunidad científica mundial.
Todo lo anterior permite señalar el período de 1960 a 1980 como el de despegue de la actividad científica propiamente dicha en el país. Sin embargo, para no parecer excesivamente optimista, concluiré con algunas de las condiciones negativas y las limitaciones de esa actividad:
1. El ethos investigativo, por llamarlo así, es aún muy débil, incluso entre el profesorado universitario ya mencionado. Buena parte de las publicaciones y de los proyectos se hacen por motivos gremiales: alcanzar remuneraciones determinadas por escalafones que premian las publicaciones y las actividades investigativas. Como muchos de los profesores vinculados en la primera etapa de este período no tenían experiencia ni formación científica, criterios políticos y formas de clientelismo han subsistido en las universidades, aunque hay razones para creer que se están debilitando.
 2. Las revistas y publicaciones del país son de una calidad muy baja en términos generales. En parte se debe esto a la falta de tradición y a celos institucionales, que han llevado a la absurda proliferación de revistas "de universidades", de contenidos misceláneos, o la multiplicidad de revistas de "facultad", irregulares, con una distribución inadecuada y en buena parte limitada a unos lectores cautivos parroquiales y, por supuesto, sin ningún reconocimiento científico fuera del país: ¿cuáles revistas colombianas figuran en los índices normales internacionales? Otra razón obvia de la baja calidad de mucha revista universitaria es la necesidad de publicar los artículos producidos en la propia institución, para que los colegas mejoren sus sueldos y para evitar los conflictos que provoca no publicar sus artículos.
 3. Del mismo modo, buena parte de los proyectos de investigación en marcha son irrelevantes, repetitivos, mal planeados o nunca se concluyen. La actividad cien tífica aparente, medida por los proyectos aprobados porque las universidades o por Coldendas, es muy superior a la que realmente se hace, y a falta de análisis de los resultados de la investigación en el país, es fácil detectar esto cuando se analizan las publicaciones.
4. Es preciso reiterar un lugar común, y es que los recursos asignados a la actividad científica, de cualquier manera que se midan —incluso colocando en ella la actividad rutinaria de los funcionarios del Catastro o de la CVC, como se hace en las cuentas oficiales— son muy bajos, lo que se refleja en laboratorios pobres, bibliotecas con colecciones incompletas y saltonas de revistas científicas, proyectos que fracasan por falta de algún elemento necesario e innumerables trabas burocráticas, que pretenden obligar a un uso más cuidadoso de los recursos escasos pero sólo conducen al desperdicio de tiempo y al aumento de los costos.
5. El hecho de que la comunidad científica que investiga y publica sea apenas una porción todavía minoritaria del profesorado universitario que cree y siente que debe o tiene que investigar, lleva a la proliferación sospechosa de encuentros y simposios sobre las metodologías, las condiciones y la situación de la investigación y en el campo de las ciencias sociales, a un florecimiento parasitario de problemas filosóficos y epistemológicos, de marcos teóricos y de modas que "agencian" las últimas novedades y jergas extranjeras. Pero para concluir con una nota optimista, quizás la mejor prueba de que la ciencia y la investigación prendieron definitivamente en el país es, después de todo, que quienes no investían se dedican a hablar de investigación